PRINCIPIOS BÍBLICOS PARA PROSPERAR

 PRINCIPIOS BÍBLICOS PARA PROSPERAR

Texto 

3 Juan 1:2
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.


Introduccion

Este versículo es uno de los versículos que revela las intenciones de Dios para sus hijos y definitivamente Dios quiere prosperar a sus hijos. Hoy vamos a estudiar algunos principios Bíblicos para prosperar financieramente. 



Desarollo

Principios Bíblicos para prosperar:

1. Darle a Dios lo primero.

Apocalipsis 1:8
8 Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

La Biblia enseña que Jesús es el Alfa. Es interesante ver qué en el mundo de los leones también existe un león alfa, lo interesante es que cuando la manada caza, el león alfa siempre tiene que comer primero ¿Porque? Porque el es el león alfa. En el reino de Dios existe el mismo principio, Dios dice dame a mi primero. 

1 Reyes 17:13
Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo.

A Dios no se le da las sobras, a Dios se le da lo mejor. 


2. Darle a Dios lo mejor. 

En tiempos antiguos cuando se iba a presentar ofrenda a Dios la ofrenda no podía tener ningún defecto, la ofrenda debía de ser de lo mejor. Esto nos enseña que a Dios no podemos traerle ofrendas defectuosas a Dios se le da lo mejor. 


3. Dar con una actitud de alegría. 

2 Corintios 9:7
Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.

Una de las razones por las cuál no vemos el resultado de nuestras ofrendas y diezmos es porque cuando damos no damos con alegría, damos con tristeza pensando que estamos malgastando el dinero o damos por necesidad pensando que Dios está obligado a bendecirnos, si queremos ser bendecidos tenemos que dar como dice la Palabra con alegría.  


4. Entender que somos mayordomos, y que Dios es el dueño.

Hageo 2:8
Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.

Es importante entender que Dios es el dueño de nuestro dinero, nosotros solamente somos mayordomos, somos administradores del dinero de Dios.

¿Qué hace un buen administrador?

Multiplica lo que recibe, la clave para que Dios nos confíe más es multiplicar lo que Él ya nos dió. 

Tenga siempre en cuenta esto: el que no multiplica lo que Dios le dió terminará perdiendo el nivel de capacidad de finanzas que Dios le había confiado. 


5. Entender que la prosperidad siempre viene con propósito. 

Siempre que Dios prospera, prospera con propósito, estas son tres razones por las que Dios nos prospera:

A. Para establecer su pacto en la tierra. 

Cuando los incrédulos nos ven prosperar, dicen: ¡Yo también quiero al Dios que ellos le sirven!.


B. Para patrocinar los proyectos del Reino. 

La generación pasada rechazó la unción para hacer riquezas y lo más triste es que las finanzas de la iglesia fueron afectadas y como consecuencia hubo muchos proyectos que nunca se pudieron llevar a cabo, iglesias que se tenían que haber construido nunca se construyeron, almas que tenían que haber sido salvas nunca fueron salvas porque no hubo finanzas para que el evangelio llegará hasta sus ciudades, las finanzas siempre llegan para que el pueblo pueda financiar los proyectos del reino de Dios.  


C. Para que haya alimento en la casa de Dios. 

Malaquías 3:10
Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

Uno de los privilegios de diezmar es que la Palabra nos asegura que habrá alimento en la casa de Dios, cuando habla de alimento está hablando de alimento espiritual, está hablando de la revelación de la Palabra. Hay iglesias dónde no hay revelación, no hay alimento porque la gente no diezma ni ofrenda y como consecuencia el pueblo está mal nutrido espiritualmente hablando.  


Conclusion 

¿Qué hacer para que Dios nos prospere?

1. Arrepentirnos por no poner a Dios primero en las finanzas.

Dios espera ser el primero en todas las áreas de nuestra vida, incluyendo las finanzas. Cuando Él no es el primero, sufrimos las consecuencias.


2. La obediencia activa las bendiciones. 

La obediencia es clave para activar nuevos ciclos de bendiciones. 


3. Dar y seguir dando por fe.

No experimentaremos la prosperidad de Dios hasta que “demos” con fe y perseverancia.

Apostol Samuel Ramirez









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